Ella,
sola, o casi sola
al menos solamente la veo a ella
Que baila y baila
con una lenta cadencia
con movimientos suaves
al compás de la música vertiginosa
pero sin soltar su chamarra con la mano derecha
Brinca, canta, bebe, pero nunca suelta su chamarra.
Esa chamarra que es sostenida por una pequeña mano
que parece casi indefensa
casi incapaz de sostener nada
y sin embargo, a la vez parece tan perfecta
que parece que puede sostenerme a mi.
Se mueve, rie, se contonea
Pero con clase
Con elegancia
Que no la hace perder la chamarra
Pero tampoco la champaña
viernes, 27 de mayo de 2011
lunes, 16 de mayo de 2011
me gusta verte
Me gusta verte después de tenerte
después de que me tomas
Ver tu pelo rojo, enredado
en el fondo blanco de una almohada
alrededor de tu cabeza
como un aura ardiente
Tu piel que siempre es blanca como la nieve
tiene esos dejos rojizos
que le imprimen notas estupendas
a tu ya perfecto rostro
Lo mejor es tu mirada
con los ojos sin estar abiertos
pero lejos de estar cerrados
pero lo mas importante,
clavados en mi
mirándome de esa manera
tan extraña
tan profunda
tan bella
que no me queda mas remedio
que confirmar y reconfirmar
lo mucho que te amo
después de que me tomas
Ver tu pelo rojo, enredado
en el fondo blanco de una almohada
alrededor de tu cabeza
como un aura ardiente
Tu piel que siempre es blanca como la nieve
tiene esos dejos rojizos
que le imprimen notas estupendas
a tu ya perfecto rostro
Lo mejor es tu mirada
con los ojos sin estar abiertos
pero lejos de estar cerrados
pero lo mas importante,
clavados en mi
mirándome de esa manera
tan extraña
tan profunda
tan bella
que no me queda mas remedio
que confirmar y reconfirmar
lo mucho que te amo
respecto a tus falsas intenciones de ver una pelicula el sabado
Es más, te perdono (o Te perdono)
Te perdono el montón de palabras
que has soplado en mi oído
desde que te conozco.
Te perdono tus fotos y tus gatos,
tus comidas afuera,
cervezas y cigarros,
es más,
te perdono andar como tú andas,
tus zapatos de nube,
tus dientes y tu pelo.
Te perdono los cientos de razones,
los miles de problemas,
en fin, te perdono no amarme.
Lo que no te perdono
es haberme besado con tanta alevosía.
Tengo testigos: un perro, la madrugada, el frío,
y eso sí que no te lo perdono,
pues si te lo perdono seguro que lo olvido.
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