Que milagro sería una mujer que no regateara abrazos y mucho menos besos y que con una simple mueca iluminara la mas obscura noche.
Que bendición divina sería una mujer que solo de caricias y abrazos llenos de ternura y que en tu momento mas débil te tomase la mano y te llevara al lugar mas seguro.
Pues bendito sea yo y bendito Dios que ha hecho que los milagros existan y que tenga la inmensa gloria de tenerte junto a mi
jueves, 7 de junio de 2012
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